Por María Almeida
Como ya les he contado, los padres y madres de personas con autismo suelen tener depresión y ni siquiera saberlo. Por lo general, lo atribuimos a un sinfín de cosas y lo minimizamos. Nos obligamos a seguir adelante, a sonreír, a comer… la culpa de sentirnos así y el sentir que no tenemos tiempo ni podemos dejarnos caer siempre está presente. El pensar que no podemos dejarnos caer porque es tanto lo que hay que hacer… además, si nos dejamos caer, ¿quién cuidará de nuestros hijos? Y así transitamos nuestra vida, tapando, escondiendo y minimizando todos esos sentires y pensares que, con el tiempo, afectan hasta al cuerpo.

Por eso, aquí les dejo algunas cositas que pueden hacer para ayudar a un familiar de una persona con autismo.
Animarlo a que busque apoyo. Seguro que se encuentra con personas que comprenden su situación y los pueden ayudar de muchas maneras, además de poder contar con servicios y recursos que lo pueden ayudarlo.
Se puede obtener mucha ayuda de los grupos de padres, y es una gran comodidad encontrarse con otras personas que están pasando por lo mismo. Pero a veces, entrar en el mundo de las necesidades especiales puede resultar abrumador. Quizás necesite que lo acompañes a las primeras reuniones.
Educar a un hijo con discapacidad es una carrera muy larga, con subidas y bajadas. No te asustes si hay días que se siente con fuerzas y otros no, es normal. Acompáñale en esa montaña rusa de emociones y fuerzas, te lo agradecerá.
En ocasiones, las familias se sienten solas frente a un mundo que no los comprende, luchando por lo que creen que más les conviene a sus hijos con autismo. Es realmente agotador y también es normal que a veces pierdan la paciencia. Teneles paciencia.
El sueño interrumpido a menudo es un gran problema para los niños con autismo. La salud física, mental y emocional de sus padres se puede resentir tras muchas noches sin dormir. Si conoces al niño lo suficientemente bien, puedes ofrecerte para ocuparte de él de vez en cuando.
Las actividades familiares, como fiestas o comidas largas, pueden ser complicadas para un niño con autismo. Es importante que estés disponible para ayudar y relevar a los padres en algún momento para que ellos puedan disfrutar de la celebración y no tener que marcharse temprano con un niño angustiado.
Las características específicas del autismo y la falta de comprensión del entorno pueden llevar a las madres y a los padres a cierto aislamiento. Es importante seguirles recordando que son personas valiosas y que su compañía es muy deseada. No dejes de invitarlos a salir contigo, aunque te digan que no.
Muchas veces, la curiosidad de los extraños puede ser muy incómoda. Una mirada inquisitiva o un comentario desafortunado pueden ser la gota que derrame el vaso. Tenerte a su lado para defenderse o para ofrecer explicaciones tranquilas puede marcar la diferencia.
Afrontar los problemas de hoy es suficiente. La energía gastada preocupándose por el futuro agotará sus fuerzas y es muy angustiante. Ayúdalo a concentrarse en el aquí y ahora, porque lo que ocurra en un futuro nadie lo sabe.
Nunca pongas en duda que, a pesar de las dificultades cotidianas a las que se tenga que enfrentar cada día, quiere a su hijo con autismo desde lo más profundo de su corazón y no lo cambiaría por nada en el mundo.
¡Es tan importante para un familiar de personas con autismo contar con estos apoyos! No te das una idea.
Por eso te lo cuento, porque hay mucho que el entorno puede hacer.
“Porque un mundo en el que quepan todos los mundos es posible si todos ponemos nuestra parte”. Y saber, informarse, empatizar, entre otros, es el primer paso.
Yo hablo de autismo e intento hacer mi parte… ¿y vos?