Vayas donde vayas, siempre te vas a cruzar con un derquino

Pichina Sosa y Ramón Mansilla pasaron en Derqui su infancia y juventud, luego se casaron y ahora residen en El Palomar.

l cordial matrimonio no se olvida de Derqui, viven en El Palomar desde hace más de cuarenta años y su hijo Pablo (de pie en la foto) es poeta. Y pronto editará su primer libro.

Uno siempre se cruza con algún derquino donde quiera que vaya. En este caso, en la Plaza Paracone del Municipio de Morón, donde se llevó adelante el 1er Festival Tinta de editoriales independientes.

“Mi mamá vivía en Capital, en Cerrito, cuando ensancharon la 9 de Julio le pagaron 2 pesos y con esa plata compró en Derqui”, cuenta Pichina Sosa, quien arribó a Derqui con unos pocos meses de vida.

“Yo tenía 16 años cuando llegué a la Ciudad Luz (sonríe ramón), hace 61 años. Nací en la ciudad más hermosa del país: San Fernando de Catamarca, también viví en Tucumán, en San Rafael (Mendoza) y después en Saenz Peña, hasta que mis padres se mudaron a Derqui”.

Y allí se conocieron, estudiando dactilografía, “en lo de las Reyeli, vivían al lado de la estación de servicio de Ramasa, en la Diagonal Pacheco”, recuerdan sentados en un banco de plaza en el Oeste.

“Yo estudié en la Escuela 11, compañeros míos fueron: Torres, que tenía el bar frente a la comisaria, Castro y Petronave”, dice ella.

“Esmael Geder nos vendió la casa a la que fuimos a vivir cuando nos casamos, O´Higgins 438, frente al farolito. Después nos mudamos a El Palomar”, cuenta él, siempre con una sonrisa en el rostro.

Y, aunque se mudaron hace mucho tiempo, siempre vuelven al barrio.

“Al cementerio, a visitar a nuestros padres”, dicen.

Carmen Rinke y Eduardo Sosa (madre y padre de Pichina).

“Anacleto Mansilla, mi padre, trabajaba en la Municipalidad de 3 de Febrero y mi mamá, ama de casa, crio ocho hijos”, suma Ramón, quien asegura que de Derqui guarda los mejores recuerdos.

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