En Derqui la amistad se valora

Verónica Isabel Da Silveira, uruguaya, criada en Derqui. Desde hace 21 años vive en Seattle, EE.UU.

Por Victor Koprivsek

Cinco amigas unidas por lazos inquebrantables: Daniela, Tía Mary, Vero, Vivi y Laurita.

Microsoft y Amazon son dos terribles corporaciones internacionales que tienen su casa central en Seattle. Pero a nosotros eso no nos importa, nos importa que en Seattle vive Vero, una uruguaya y derquina que hace 20 años se fue en busca de un futuro mejor.

“Primero llegamos a Nueva Jersey con Julio, mi esposo, y nuestros dos hijos: Gastón y Seba”, comienza la entrevista contando de cuando arrancó el viaje, “después nos separamos y yo me fui a Seattle. Actualmente con Julio tenemos una excelente relación; de hecho, hace poco falleció mamá y su llamado era uno de los que más necesitaba”.

Justamente, la visita urgente de Vero a Argentina es porque su madre Isabel no estaba bien de salud. Y aunque el viaje fue bastante complicado, debido a las restricciones de la pandemia, pudo llegar a tiempo para despedirse de ella.

Imposible no pasar por Derqui, en busca del abrazo de sus grandes amigas.

Y así se juntaron Viviana y Daniela Segovia, Laura Fraquelli (también uruguaya) y la Tía Mary. Y llamaron a El Apogeo para una nota y allí fuimos.

“Estas guachas le pusieron el nombre Lumi al barrio porque les daba vergüenza decir que vivían en Monterrey”, dice Vero y estallan las carcajadas.

“Cuando ella se mudó había muy pocas familias en el barrio, estaba la casona donde vivía don Lumi, la casa fantasma sobre Quintana, donde íbamos a buscar castañas, y nuestras casas”, dice una.

“La casa de Gustavo Jofre y había otra familia uruguaya también, que estaba en frente a lo de Oscar”, recuerda otra.

“¿Te acordás, Vero, cuando tu viejo hizo la canchita de vóley en la esquina de Entre Ríos y Catamarca, con luces y todo? Don Amario”, evoca aquella.

“Sí, me acuerdo. Y en la otra cuadra estaba la canchita de los Rojas”, repasa Vero.

“En nuestro equipo de vóley estaban Roxana Espíndola, las chicas de Rivero, Rita y Hugo, los Ereñú, Guido y Felipe… los bombones del barrio”, largan de nuevo las risas.

“La mamá de ella, Isabel, me pasaba a buscar para llevarnos al colegio y siempre me peinaba, porque esta (señala a su hermana Daniela) nunca me peinaba y mi vieja laburaba todo el día”, sonríe Vivi.

“Su mamá me fue a cuidar al hospital cuando me operaron, Vero le pidió desde Estados Unidos que vaya, así conocí a Isabel”, dice la Tía Mary.

Actualmente Vero tiene una compañía de cuidado de ancianos, “acá estoy tratando de reclutarlas para llevármelas conmigo”.

-¿Y cuánto pagas la hora? –preguntan a coro.

-17 dólares –dice y las deja pensando.

Todo se vuelve abrazos y recuerdos que ahuyentan soledades y tristezas. Entre amigas ríen mientras la tarde cae y vamos a sacar algunas fotos al patio lleno de verde de la casa de Daniela.

Y antes de irme, como un presagio del corazón, llega Agustina, hija de Viviana, con su primer embarazo en camino. Vuelve la emoción y vuelve la felicidad de la vida que gana.

Porque el corazón manda cuando de amistad se trata. Esa amistad que cruza el tiempo y la distancia y hasta parece que fue ayer cuando se vieron por última vez.

Gracias por avisar de este encuentro que pusimos en tapa. Porque acá, en El Apogeo de Derqui, su historia vale.

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