El jueves 1 de febrero, Luís Rodríguez y Rosita Fuente abrieron las puertas de su casa para compartir un asado con el maestro Ramón Núñez en el día de su cumpleaños.
La mesa tendida en respeto y generosidad: una fuente de ensalada rusa, otra de pan, sifón de soda, gaseosas, botella de buen vino y, bien cerquita, la parrilla con el asado a punto.
Así sorprendieron a Ramón Núnez antes de que termine el día de su cumpleaños número 81.
También fuimos invitados a esa velada íntima para entrevistar al maestro.
-¿Qué significa para usted la guitarra? -preguntamos.
-Puedo decir que la guitarra es mi hermana. Siempre está conmigo. Tiene un sonido especial. Es un instrumento universal que acompaña a la gente. Es maravillosa.
-¿Cómo llegó a su vida?
-La primera vez que sentí su música fue cuando mi mamá escuchaba novelas por la radio, en las cortinas había un sonido único, con el tiempo supe que era la guitarra de Falú. Ahí decidí que algún día iba a comprar una.
Ramón nació en Capilla del Señor, de niño tuvo que mudarse a Derqui con su madre. Acá empezó a trabajar para juntar dinero.
“Hacía mandados, iba a la carnicería de Gómez, a la forrajería de Sciacaluga, compraba carne, puchero, chiquisuela, maíz, papás, kerosene; entraba ladrillos, cargaba arena, lo que hiciera falta para tener mi guitarra, y a los 14 años la tuve.”
Se compró una Maestoso que estaba colgadita en una óptica de Pilar. Le costó 70 pesos.
“Mi primer maestro fue Edmundo Saldívar hijo, me cobraba 15 pesos por mes. Un día le dije que hacía mandados para juntar el dinero, se lo dije sin intención de nada, pero me bajó la cuota a 10 pesos”, sonríe.
En todos estos años, Ramón anduvo con su guitarra al hombro, engalanando rondas de amigos, escenarios, peñas, fiestas y veredas, siempre con talento y humildad.
Derqui guarda una melodía suya, en cada Fiesta de Santa Cecilia su nombre y su guitarra flamean como bandera de la cultura local que tanto nos representa.
“La palabra amigo es sagrada, a Ramón lo conocemos de toda la vida, es un gran músico y una gran persona”, destacaron los dueños de la casa linda, ubicada a metros de la Escuela 27.
Rosita y Luís: 47 años de casados
Dos excelentes anfitriones y buenos vecinos, ambos se jubilaron en el Teatro San Martín, donde trabajaron toda su vida.
“Nos conocimos viajando en el tren San Martín”, recuerda ella.
“El 4 de febrero cumplimos un nuevo aniversario”, dice él.
“50 años de viajar en tren a las 4.30 de la mañana y volver a la tardecita a casa; es un orgullo recibir al maestro en casa”, comparten emocionados.