Nuevo emprendimiento preparado para vivir momentos inolvidables.
Acá los lugares tienen historia. Y esa historia se valora. En los años del Derqui pueblo, con las casas bajas y los patios amplios, donde había huertas y gallineros, cuando se tomaba el mate sentado a la puerta y se vivía sin celular, algunas familias llegadas de mares lejanos echaron raíces y emprendieron proyectos y trabajos.
Así pasó con los hermanos Catani.
Llegaron a Derqui huyendo de la guerra, desde Florencia, Italia. Compraron un predio al costado de las vías del Urquiza, ahísito nomás en la 234 camino a José C. Paz, antes de la quinta de los Rosso.
No había luz eléctrica, solo las estrellas y la luna que por las noches iluminaban los confines.
Desde cero, hicieron uno, dos, tres galpones. Y empezaron con la cría de gallinas ponedoras, un emprendimiento que duró décadas.
Se construyeron un hermoso chalet frente a la comisaría, de tejas azules, ¿se acuerdan?, hoy hay locales comerciales, donde está la casa de Kodak, frente al Kiosco Perik2.
La cuestión es que aquella granja de cientos de gallinas hoy mutó y se transformó en un hermoso emprendimiento destinado a la familia, especialmente los niños.
Y cómo no va a ser familiar si la que comanda es Marisa, criada en aquella granja. Junto con su hija e hijo y nietos llevan adelante La Granja Feliz, salón de fiestas preparado con mucho amor para celebrar cumpleaños de los más peques.
“Festejá los momentos más especiales de tus pequeños en nuestro increíble salón de eventos infantiles”, invita con entusiasmo Marisa, una vecina de trabajo que sigue apostando a Derqui.
“Desde cumpleaños hasta fiestas temáticas, con áreas de juego seguras, decoración colorida y personal amable, precios accesibles y muchas cosas más”.
Parrilla, horno de barro, cocina, heladera, freezer, salón con capacidad para 50 personas, mesas, sillas, living, patio y espacio verde.