Librería artística y escolar La Roca, ubicada en Iparraguirre 323, a dos cuadras de la Estación Presidente Derqui.

Abrir un negocio implica compromiso, buen trato, constancia, precio y calidad. Esta librería cumple con eso y mucho más, marcando la diferencia más allá de lo comercial.
“Hace cinco años se produjo el milagro y hoy pudimos establecernos en este espacio. Ofrecemos artículos escolares, material de estudio, fotocopias, etc. Y, desde hace 6 meses, sumamos un local de papelera y cotillón”, relata Sofía, joven de 29 años y estudiante de abogacía en la UNPAZ.
“La gente nos cruza para felicitarnos por los hijos que tenemos y lo bien que atienden en la librería. La verdad que el negocio nos cambió la vida”, dice orgullosa Cristina Mirco, su mamá que, además, es docente en la Escuela 31.
Antes de emprender este nuevo desafío, su hija Sofía tenía la concesión de un kiosco en una escuela y Renzo trabajaba haciendo changas en la construcción.
El negocio también los unió como familia y se volvió un espacio de encuentro, “el otro día estaban mi hermano mayor y mi papá, que vino a tomar mate y ayudar”, dice Sofía.
“Yo antes hacía changas en la obra o en fábrica, no tenía buena paga y viajaba mucho, además de pasar tiempo en la calle. El negocio me cambió la vida. Cuando empecé, no tenía idea de cómo se manejaba una fotocopiadora, con la compu sabía lo básico. El negocio te va formando día a día, el trato con la gente, el asumir responsabilidades, el compartir con la familia. Es una puerta muy importante que se nos abrió”, comparte con humildad Renzo, de 27 años.
El local abre a las 7 de la mañana y le pega de corrido hasta las 20:30 hs.
“El tema de los horarios es muy importante para nosotros, porque a las 7 de la mañana abren los colegios y hay chicos que se olvidan de comprar cosas y sus papás tienen que salir corriendo. En general, cuando abrimos, ya hay gente esperando. Y con respecto a la siesta, la decisión la tomamos para facilita a la gente trabajadora que compra de pasada y capaz después está cansada para salir”, detalla Sofía.
Al servicio que ofrecen los chicos, se le suman descuentos a docentes y estudiantes (de todos los niveles educativos) en las compras de material educativo “y si viene alguien a imprimir un currículum para buscar trabajo, también le hacemos descuento”.
“Como estudiante de abogacía, se me hacía muy difícil acceder al material de estudio, no solo por los costos, sino porque no se conseguía, hoy estamos de este lado del mostrador y por eso los descuentos. Es ponernos en el lugar del otro y dar una mano”, asegura Sofía. “Estamos muy agradecidos con nuestros clientes, destacamos esas relaciones porque los conocemos a todos y tenemos un trato muy personal con cada uno”.
“De mi parte, agradezco a Dios por darnos esta oportunidad de trabajo y en familia”, resume la mamá de estos hermanos maravillosos que emprendieron con amor y compromiso una librería completísima y con precios realmente económicos.