Hasta luego, amigo nuestro
En alguna de esas noches compartidas, mientras te recuperabas, contaste cómo fuiste dándole forma a esto que somos hoy.
Empezaste por Martín Coronado, hace muchos años, rescatando cada perro en situación de calle que podías.
Primero fue en tu hogar, no importaba dónde tenerlos, cada espacio de la casa era mejor que la triste y dura calle. Como era de esperarse, la familia no supo entender y te fuiste a alquilar un galpón grande donde los resguardaste. Los tenías alimentados, hidratados, bajo techo, pero sus ladridos se hicieron molestos para los aledaños y volviste a salir a buscar otro lugar para ellos.
Y ahí llegaste a Presidente Derqui.
Pasaban los años y aún faltaba mucho por hacer, en cuanto a caniles, agua, alimento y atención veterinaria.
Entonces, un día tu amigo Eduardo, el odontólogo, al cual prometiste cuidar de sus animales cuando él partiera (y así lo hiciste) te comentó sobre pedir ayuda para seguir con la causa. Y ahí conociste a más personas que querían ayudar y sumarse al comienzo de tu gran obra.
Por el año 2013 comenzaron las compras de hierros, alambres, mallas, tornillos, electrodos y todo material para poder armar caniles, manos de mucha gente que ayudó ad honoren, pagos a aquellos a los que se debía de pagar, alimento, atención veterinaria y todo aquello que se necesitaba para darle forma a tu sueño.
Dedicaste gran parte de tu vida (la mayoría) a ser la voz de todos aquellos que no tuvieron suerte, horas y días de preparar alimento, curar, medicar, ir y venir al veterinario cuando algo no podías solucionar: recogerlos, hablar con los dueños cuando veías que no los cuidaban como se debía, pedir que te los entreguen.
Hiciste todo lo que estaba a tu alcance y aun más, por ellos.
Se pensó la idea de una Asociación Civil para impulsar de forma colectiva y oficializada, el poder evitar el abandono, el maltrato, promover la tenencia responsable y poder ver cada vez menos de ellos en la calle.
Y en el 2019 se logró: se oficializó y hoy acá estamos.
Sabemos que no somos inmortales y que cada gestión tiene sus cosas buenas y de las otras. Con la asociación podemos hacer algo importante, prolijo, ponderado en el tiempo y que la misma dé sus frutos, superando los “contra” de todos los días.
Siempre vas a estar en cada uno de nosotros, quienes te conocimos, tus enseñanzas sobre el respeto al animal, a su salud, su alimento, el temperamento, la personalidad, el cuidado y sobre todo, siempre ser empáticos… siempre.
Te llevás un pedacito de cada corazón nuestro.
Así como ese pedacito que se va cuando un amigo de cuatro patas cruza el arco iris.