Desde hace 9 años poniéndole su impronta a la música en el Oeste.
María José Galliano (voz), Juan Ignacio Serrano (guitarra y voz), Sergio García Marín (bajo, contrabajo y voz), Fernando Radl (guitarra, percusión y voz), Rafael García (percusión, sampler, scratch y voz) y Marcelo Von Schultz (batería) son Doña María, una banda de músicos, ante todo amigos, que no quieren ser encasillados en ningún rótulo musical porque desde lo artístico tienen esa libertad de mutar constantemente.
“Si hubiésemos dicho que teníamos un grupo de folclore electrónico ahora estaríamos sujetos a hacer ese tipo de música nada más”, confiesa María José.
“En un principio Doña María empezó siendo un grupo de folclore con versiones distintas y muchos lo llamaron folclore electrónico. Nosotros no le pusimos ninguna nomenclatura, no sé si porque no la encontramos o porque es difícil de encasillar. Decimos que hacemos versiones de canciones populares… Creo que lo que mejor nos describe es nuestra música”, agrega y se sumerge en el relato de la historia de una banda que acaba de sacar su segundo disco.
Doña María, su primer disco, es acústico con canciones en su mayoría folclóricas o latinoamericas, populares, y con algunos temas con apariciones de otros estilos como por ejemplo hip hop, rock, pop.
“Hay mezcla de cosas: una guitarra criolla, un contrabajo, un set de percusión, una voz que rapea, un Dj; eso hace que no tenga una formación tradicional. Los que conformamos Doña María venimos de distintas músicas: rock, música electrónica, jazz, folclore; todo eso fue haciendo que llegáramos a ese primer disco permitiéndonos la libertad de improvisar sobre las canciones”, dice Pata, como la conocen sus amigos.
El segundo disco, “Dos”, tiene una impronta más rockera, se electrificó: hay dos guitarras eléctricas, el contrabajo aparece cada vez menos, empezó a tomar más protagonismo el bajo, y el set de percusión se fue convirtiendo en una batería. Todo fue mutando. Hubo una búsqueda no sólo en las versiones sino también en el sonido de banda, eso fue haciendo que el color de la música se fuera transformando.
“Quedó plasmado que esas intervenciones que vamos haciendo sobre las canciones empezaron a tener cada vez más relevancia y a convertirse en canciones más largas y elaboradas, por ejemplo, una canción de Atahualpa Yupanki, una nuestra y tal vez alguna otra. Las canciones son más eclécticas. Ese es el rol del intérprete, ¿no? Pasar por uno con compromiso y transformar en algo nuevo”, afirma desde el papel que le toca desempeñar como artista.
– ¿Cómo se llega a la gente una vez que el disco está terminado?
– El primer disco tuvo un gran empujón inicial que fue haber sido elegido como disco del mes en el Club del Disco (membresía a la que cualquiera se puede asociar); son discos que no están en las disquerías, siempre de músicos independientes o productoras pequeñas. Nuestro primer Cd le llegó a 400 personas que nosotros no conocíamos. Lo reeditamos tres veces, para una producción independiente está bueno porque nosotros pagamos todo: la grabación, la edición, el mastering, el diseño, la parte gráfica, la fabricación del Cd, la difusión. Hicimos los dos discos así.
Tocaron en la Trastienda, en el teatro Ift del Abasto, en el FIFBA (Festival Internacional de Folklore) de La Plata.
“En el FIFBA tocamos dos años, es un festival muy grande, circula mucha gente. Son fechas que están buenas porque a lo mejor te ve y te conoce gente que no es tu seguidora. Nos sorprende cuando saben las canciones de nuestros discos, nos pasó en La Plata, en Mar del Plata, también en Azul, Rojas, Tucumán, Rosario. ¡Cantaban los temas!”, cuenta emocionada.
“Acá hay un montón de gente tocando; hay muchos artistas plásticos, escritores, actores, bailarines. Hay mucha movida de bandas porque el Oeste tiene historia, mueve mucha gente”, cuenta a propósito de cuánto influye en su música ser de estos pagos.
– ¿Cómo surgió el nombre de la banda?
– Parece un nombre sin pretensiones. Nosotros somos todos del Oeste y el doña es muy de barrio y junto con María forman un nombre de banda que es lo que somos. No es lo mismo que haya una persona que canta con una banda que lo acompaña y en donde da igual si cambia el guitarrista o el pianista porque la figura pareciera que fuera el que está adelante cantando. Todos somos importantes y eso se ve reflejado en nuestra música. Tiene una fuerza distinta cuando todos estamos compenetrados en eso, se percibe distinto, te vuela la cabeza. Es la energía de 6 personas todas juntas haciendo algo en común. Eso es lo que me gusta de Doña María.
Textura musical exótica e híbrida, como el mundo que nos rodea. La consigna es no perder la libertad de cambiar y mutar hacia nuevas formas de expresión.
Aquellos que deseen comprar el disco, pueden hacerlo a través del catálogo del Club del Disco, en los shows que la banda brinda o en Pompeya, un bar del Pasaje Pompeya en Castelar.