Aquel pueblo chico tuvo su escuela sencilla, donde las familias de entonces mandaban a sus hijas e hijos a estudiar.
Fue la Escuela Primaria Nº 11 donde las primeras bandadas de pájaros hicieron nido, con la Plaza Antonio Toro como testigo de las aventuras de infancia.
Hasta allí llegaban en sulki o a pie. Primero, ubicada frente a la antigua estación, luego ya donde hoy sigue cobijando sueños, con la entrada en la calle Isolina Raíces y el fondo recostado sobre la gran Avenida de Mayo.
Eran los tiempos de los corsos y las carreras de barriletes, los tiempos de Pichuca y el gordo Barrio, cuando la pileta del Club Unión no existía, pero sí el Salón de los Espejos.
Y el pueblo fue creciendo, y se tuvo que abrir otra escuela, la 27, y después otra más, la 22 del Barrio Monterrey. Hay que decir que en 1944 hubo un terremoto en San Juan y que un puñado de 30 niñas que habían quedado totalmente desamparadas llegaron a Derqui para ser bien recibidas por la Congregación de las Hijas de Santa Ana, en esa querida institución creada por la Madre Rosa Battorno y el por entonces Arzobispo Cardenal Copello.
Así los inicios que acercan su camino de enseñanza hasta hoy cuando contamos en El Apogeo de Derqui que la comunidad educativa de la Escuela 11 eligió nombre para su biblioteca.
“El último viernes de septiembre se hizo la maratón de lectura y en paralelo los chicos y chicas llevaron adelante un proyecto para elegir el nombre de nuestra biblioteca”, contó Sol Dongarra, vicedirectora de la querida institución.
“Los mismos alumnos y alumnas propusieron esos nombres de manera absolutamente democrática, y en una votación anterior quedaron 10”, describe la joven docente.
Isolina Raíces (primera directora de la Escuela 11), Alejandro Calvera (querido profe de música que partió no hace mucho a la presencia de Dios), Manuel Belgrano, Matilda, Sueños Mágicos, son algunos de los postulados.
Estas son las noticias que nos gusta publicar en el diario del pueblo.