Sesenta años unidos en matrimonio

La voz de la experiencia

Clotilde Santa Carrizo (86) y Juan Abelino Carlotto (83): cinco hijos, Humberto, Jorge, Juan, Mercedes y Omar; trece nietos, cuatro bisnietos y uno en camino.

 

 

Clotilde y Juan rodeados de la gente que los ama, sesenta años unidos. ¿El secreto de su matrimonio? Tenerse paciencia y respetarse siempre.
Clotilde y Juan rodeados de la gente que los ama, sesenta años unidos. ¿El secreto de su matrimonio? Tenerse paciencia y respetarse siempre.

Los pájaros despiertan y las calles se cubren de un cielo celeste claro. Febrero de árboles, bolsitos al hombro, trinar de especies y ciudad que arranca.

Amanece. Los barrios se despabilan en el trabajo y la marcha silenciosa de los muchos. Esfuerzo y familia, amor que dura. Historias mínimas que le dan vida a la historia grande de los pueblos. Como la de Clotilde y Juan.

Sesenta años juntos. Sesenta años compartiendo sencilleces que de puro suceder fueron forjando una familia de respetos y cuidados.

Para quienes quieran escuchar, va esta nota escrita con el alma.

-En este nuevo aniversario de matrimonio y para las generaciones que llegan, ¿cuál es el secreto de permanecer tanto tiempo unidos? -, preguntamos a ella.

-Qué se yo qué decirle –, sonríe con humildad,- todo dependerá en ser pacientes, llevarse bien, de modo que uno siga adelante. Yo a veces le pregunto a él: “¿Por qué nos llevamos tan bien?”, “Porque vos sos buena”, me dice –más risas.

A su lado, con la familia alrededor, Juan Carlotto, más conocido como Don Juan el sodero, escucha y mira con ojos suaves.

El apodo se debe a que durante veinte años fue el sodero del pueblo, hasta que se jubiló. Trabajo, honestidad y puro esfuerzo para criar a los suyos.

-Él es un buen hombre, jamás un problema, nunca una mala palabra. A veces me pide algo y enseguida me dice; “Perdona que te mande”-, continúa Clotilde, su compañera de toda la vida, quien le dio cinco hijos, frutos de este amor.

Se conocieron en un baile de campo, allá en Ñanduvay, departamento de San Justo, provincia de Santa Fe.

-Hace unos cuarenta años llegamos a Del Viso, era todo campo. Nos gusta este lugar, es tranquilo, acá criamos a nuestros hijos.

Nietos, bisnietos, sobrinas, primos. El tiempo se llenó de voces y al amparo del querido club del barrio, un nuevo festejo de aniversario los volvió a unir.

-¿Están conformes con la vida?

-Contentos, porque fue una vida feliz, tranquila-, dice el hombre al final de la nota, mientras la muchachada se prepara para la foto. Es que todos quieren abrazarlos en un retrato que no deje a nadie afuera.

Sesenta años unidos en el refugio del amor y el respeto.

La noche cae, los pájaros descansan al reparo de sus nidos. El Apogeo de Del Viso abraza la simpleza del ayer, su sabiduría y humildad. El presente es progreso y el futuro un sueño que recién comienza.

 

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martes, 18 febrero, 2025

  Edición N°: 1730