La artista plástica Mica Cirillo estuvo tres meses en un lugar increíble.

El pueblo se llama Muotathal. Cuenta Mica en su regreso al pago que a este viaje lo define como “un respiro espiritual”.
La derquina arribó en vuelo directo a Suiza para trabajar con su amiga Yenny Martí, una surfista que conoció en las playas de México en su viaje anterior, oriunda de ese pueblito enclavado en las alturas del Alpe Rotmatt.
“Ahí nos instalamos en la granja de una familia muy bondadosa, los Betschart, propietarios de una fábrica tradicional de quesos, la marca es Klaman Alpkâserei”, describe con cariño.
Todos los días a las 5 de la mañana Mica arrancaba, “preparaba los elementos de trabajo y después ordeñaba las vacas, todas tenían su nombre, su lugar en el establo y su veterinario. Después estaba la parte de elaboración de quesos, quesos de los Alpes”.
Dentro de las labores, incluía la limpieza de la granja y el sacar a pastar a las 25 vacas —que había en total- por las praderas suizas. Y cada cuatro días, hacer manteca.
“Fui arriera en un paisaje impresionante, imaginate que desde nuestra pieza veíamos las cumbres de los otros Alpes. Un día abrí la ventana y entró como humo, y le dije a mi compañera: ‘Yenny, se está prendiendo fuego algo’. Y ella me contestó sonriendo: ‘Mica, son las nubes’”.
La temporada dura tres meses al año y se labura fuerte.
“Teníamos dos horas libres que aprovechaba para caminar por la montaña, leer, hacer meditación y conectarme conmigo”.
Nos contó que el pueblito tiene tres mil habitantes, que la mayoría de las mujeres trabajan de enfermeras en un centro para ancianos y que, a los 14 años, si tu familia tiene una granja, ya podés obtener tu licencia de conducir.
“Igual todo el mundo tiene que dar dos exámenes al año para mantener la licencia vigente”.
Mica viene recorriendo lugares como España, Italia, Alemania, Austria, EE.UU., México, Países Bajos, y sus cuadros ya son del mundo.