“Cada vez tomo más fuerzas, que en realidad son de Ale, no mías”

Donar sangre salva vidas. Saber qué es un trasplante de médula ósea, también. La información es la única manera de ayudar a las familias que atraviesan por situaciones tan dolorosas.

Gabriela Peirano tiene 41 años. Es la mamá de Alejo. Todos nos conmovimos con su historia. Alejo tenía 5 años cuando le diagnosticaron leucemia. Fue para Gabriela el golpe más duro pero las fuerzas que la impulsan a seguir no se pueden medir.

Entre tantas cosas que hizo para atravesar el momento de dolor fue abrir una fan page en Facebook (El ejército de Alejito). Allí, compartió con quienes la seguían, el día a día que atraviesan los padres de niños oncológicos. “Yo te llevo dentro, hasta la raíz. Y, por más que crezcas, vas a estar aquí. Aunque yo me oculte tras la montaña y encuentre un campo lleno de caña, no habrá manera, mi rayo de luna, que tú te vayas”, se puede leer en una de las tantas publicaciones.

 “Ale tenía el estado de salud más sano que cualquier otro nene. Hace tres años, le diagnosticaron leucemia. El último tiempo estuvo internado en el Hospital Italiano. Algo que me dolió muchísimo de ahí es que no tuvieron mejor idea que poner una plaza a la que daban las ventanas del pasillo oncológico. Cuando abría las ventanas que daban al parque, Ale veía cómo los otros nenes jugaban”, cuenta con tristeza Gabriela. “Tengo tanto por pelear. Yo quiero que a los chicos los duerman antes de ponerles un catéter. Quiero que las habitaciones estén decoradas; que los médicos y enfermeros sepan sus nombres…”

“No es lo que vive uno solo. Es lo que vive uno con todas las demás familias que están también atravesando el tratamiento oncológico de un nene”, asegura. “Hablar  de esto es la única opción que encontré para salir adelante. Siempre digo que lo voy a volver a ver. Para mí cuando él se fue, se fue todo. Lo único que me permite seguir adelante, es luchar por lo de él.  Primero informando a la gente. Lo que hoy necesito es que todo el mundo sepa qué implica donar médula, así pueden entender de qué hablo. Empecé a dar charlas en colegios secundarios. Por ejemplo, uno de los chicos de la Escuela Técnica 8 de Haedo se re enganchó y está colaborando en la fundación. Esa edad es la ideal, se concientizan más, son los multiplicadores de la información. Es una causa que conmueve. Se ve que en las palabras hay algo que llega a la  gente.”

El interesado en convertirse en donante de médula deja una muestra de sangre en alguno de los centros de servicio de hemoterapia de los hospitales de todo el país. La sangre va a un banco de sangre; de esa bolsita, una muestra va al Incucai. Ahí empiezan el análisis de compatibilidad. Ese análisis tiene tres pasos. El primero y el segundo paso se pueden hacer en Argentina, el tercer paso – como es de alta complejidad – se realiza en Estados Unidos porque se necesita un aparato que no está en nuestro país. En este viaje de ida y vuelta se tarda entre 6 meses y un año. No hace falta decir la cantidad de chiquitos que se van.

En el caso de Alejo, hubo dos donantes. “Como madre tuve días tremendamente tristes en los que me llamaron dos veces para decirme que mi hijo tenía donante. Las dos veces se volvieron para atrás. En la primera oportunidad porque el donante tenía hepatitis. Pensaba que antes de avisarle a una madre o padre de la posibilidad de trasplante, analizaban bien y estaban seguros de que así sería. Esto habla de lo mal hecho que está todo.”

En noviembre del año pasado, Gabriela decide formar una fundación. “El objetivo principal es informar, concientizar y que la gente sepa. Una vez que logre eso, seguir por más. Por ejemplo, la lucha del laboratorio. Antes de que Alejo cerrara los ojos, en el día más duro de mi vida, me dijo al oído, con su cabeza apoyada en mi hombro, ‘ayudá’. Y a mi mamá, cuando se acercó a despedirlo, le dijo ‘dá’. Con esas dos palabras es que decido hacer la fundación para ayudar y para dar.  Sobre todo después de mi propia experiencia, de no saber a dónde recurrir cuando me dijeron que mi hijo necesitaba un trasplante de médula para vivir… no quiero que le pase a nadie más eso. Por otro lado, en las marchas somos siempre los mismos. Por eso es tan importante la información. Le puede tocar a cualquiera. Es difícil que la gente tome conciencia. Y ojo que mi reclamo apunta a los medios, no a la gente.”

“Cada vez tomo más fuerzas. Que en realidad son de él, no mías. Yo no sabía cómo iba a seguir mi vida sin él.”

La resiliencia es la capacidad que tenemos los seres vivos para adaptarnos a situaciones adversas. Gabriela transforma el dolor en la oportunidad de transmitir un mensaje, informar, concientizar. Si todos fuéramos donantes, muchas más vidas podrían salvarse. Alejo, Alma, Antonella, Gastón; hijos, hermanos, nietos, sobrinos de todos.

La fuerza del amor 1
Gabriela y Alejo. La fuerza del amor. Todos tenemos que sumarnos a la lucha. El 4 de marzo, Gabriela va a estar participando de la inauguración del Bloque Solidario en Plac. Entre otras actividades, habrá una colecta de sangre y concientización sobre la donación de médula ósea. La dirección del espacio en donde se realizaré el evento es De la Vidalita 1240, Parque Leloir. “Cada vez hay más marchas. El 29 de marzo es el cumple de Ale y voy a hacer una marcha en el Congreso. Necesito estar con la bandera en mano.”

Emotivas palabras de Luís Trani, abuelo de Alejo.

 

“Esta fundación se crea en honor a mi nieto Alejo Trani, un gran guerrero de tan sólo 8 años que luchó casi tres contra una terrible enfermedad: la leucemia. La muerte en un niño no se comprende, pero hoy con el transcurso del tiempo sé que mi nieto vino a cumplir una misión en esta vida y así nuestro dolor inmenso se transformó en amor, y ese amor en solidaridad; esa fue la misión que nos dejó Alejito. Su mamá, Gabriela Peirano, está al frente de la fundación El ejército de Alejito, sembrando conocimiento de lo que significa hacerse donante de médula: es muy sencillo, no duele y salva vidas. La gente tiene que saber que es la única donación que se puede hacer en vida.

Como abuelo me queda la esperanza de que todo nuestro sufrimiento por su ausencia sirva para honrar su vida al lograr que otros niños como él se salven.

Por favor, difundamos. Ser donante de médula salva vidas. Ante cualquier duda pueden escribir a peiranogm@hotmail.com.”

 

por Noelia Venier

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