Sandra Corti, hija de Juan y Clelia, hermana de Daniel, mamá de Dante.

Hace 20 años estudiar en la UBA para una derquina significaba una inversión de mucho tiempo en viáticos, “hora y media de ida y hora y media de vuelta, si perdías un tren, sonaste”, sonríe Sandra en su estudio ubicado en la esquina de Iparraguirre y Rivadavia.
“Había una cátedra, Planificación Urbana, nos hizo analizar 60 intervenciones urbanas de distintos países y después hacer nuestro proyecto, nos entusiasmamos tanto que nos sacamos un 10, imaginate”, comparte.
Sandra también fue muy deportista, “corría hasta el Cruce ida y vuelta y en un momento tuve una especie de visión, si bien hace 30 años no había el problema de tránsito que hay ahora, en Derqui ya estaba el tema estructural de la urbanización”.
Cuenta que en la época de los “patacones” tomó algunas horas como docente.
“Empecé a trabajar en distintas escuelas y observé que varias de ellas estaban construidas en lugares que tenían que haber sido plazas. La Técnica 2 era plaza, mi hermano iba a jugar a la pelota. La Media 7, plaza. Después de una cierta densidad de población tiene que haber plazas, oxígeno, tanto físico como mental”, continúa.
En referencia al tránsito, “no hace mucho tuve que hacer unos trámites en San Isidro y tardé en llegar hasta el paso a nivel de la barrera 35/40 minutos; y de ahí hasta mi casa, a 6 cuadras, lo mismo”.
Sandra pasó por un cuadro de Covid fuerte, “pensé que me moría, así que tomé la decisión de compartir con la comunidad un proyecto que se llama Infinito, en el que vengo trabajando desde hace casi 20 años”.
La fecha elegida para mostrarlo en sociedad será el 10 de agosto, su compañero de vida, Carlos Verdún, querido Profe de la Media 2, dejó este mundo hace 3 años un 10 de agosto.
“Nuestro hijo Dante me dijo: ‘Mamá, es maravilloso lo que diseñaste’”. Al final de la charla agradece a su sobrino Agustín, hijo de su hermano Daniel y diseñador industrial que le ayudó mucho con los dibujos.