“En El Bajo éramos todos italianos”

Hay lugares donde pinta la charla. Sin dudas, la puerta de los talleres mecánicos es uno de ellos.

Gaby, el mecánico, rodeado por Felipe Santoro (81), Joaquín (74) y Carmelo Cirillo (63).

En la vereda, mientras le cambian las pastillas de freno al auto o el disco de embrague, se escuchan cosas interesantes.

El otro día sin ir más lejos, en el taller de Gaby (el narigón, para los amigos), se encontraron tres vecinos criados en el mismo barrio de Derqui: El Bajo.

-Felipe, contale cuando se inundaba -lo chusea Joaquín (74), quien llegó a la Argentina de recién nacido en el ‘48. Made in Nápoles, Italia.

Felipe no esquiva el bulto y lanza:

-¿Te acordás de Francisco Antonio? Un día, se inundó todo y puso una escalera con dos tablones y se fue remando con las manos. Cuando llegó a lo profundo, cerca de las vías, se le dio vuelta la escalera y casi se ahoga -sueltan la carcajada los muchachos.

“Yo a Felipe lo conozco de chiquito, de la panadería”, dice bajito Carmelo y sonríe. Todos lo miran sin entender el chiste, hasta que caen y vuelven a reírse los tres. Carmelo es el más joven de los tres y es el único que nació en nuestro país. Tiene 64 años.

“Yo nací en plena guerra, en 1942, en Trapani, Sicilia. Llegué a la Argentina el 23 de noviembre del ‘47, viví 4 años en Devoto, afuera, no adentro de la cárcel eh”, cuenta Felipe Santoro y todos se vuelven a ríen.

A los 81 años es uno de los socios vitalicios más grandes en edad del Club Derqui.

“Las únicas dos casas que no se inundaban en El Bajo eran la de Felipe y la de Blanco, en la esquina frente a lo de Granda”, agrega Joaquín.

-Che, ¿y cuando salía Ferson Rodríguez con la madre al hombro porque el agua le entraba por la ventana? -recuerda Santoro.

Eran los tiempos de la infancia, las batallas de barriletes, los campeonatos de fútbol interminables y la aventura de cazar ranas. Cuando Derqui era un pueblo y uno de sus barrios, el más cercano a la Plaza Antonio Toro (a solo dos cuadras), se inundaba y quedaban todas las casas bajo el agua.

“En el Barrio El Bajo éramos todos italianos”, se despiden los amigos silbando bajito rumbo pa’ las casas cerca del mediodía. Uno con la bolsita de pan abajo del brazo, otro con la camioneta recién arreglada por Gaby.

Así es Derqui. Si hasta parece el centro del mundo.

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