Gustavo Arce (56) hijo de Antonia y Saturnino. El menor de once hermanos. El hombre que nació viejo y se va volviendo niño.

El barrio guarda historias que merecen estar en el diario del pueblo. Detrás de cada vecino, hay un mundo. Hoy, les presentamos la historia de uno de los Arce, un familión con raíces bien derquinas.
“Los jóvenes de Derqui me dicen el Benjamin Button porque me ven lindo, joven y sin canas”, aclara el amigo.
“Derqui es hermoso, hay gente buena y gente mala como en todos lados, pero yo vivo acá y no lo cambio por nada. Derqui es mi vida”, afirma sobre la ciudad que lo vio crecer.
Los Arce son once hermanos, dos mujeres y nueve varones, nadie se mudó, todos viven acá. Criados en el Barrio Los Laureles, su padre trabajó en la construcción, levantó muchas paredes de muchas casas, son familia de trabajadores, familia conocida.
A Gustavo lo cruzamos trabajando, junto con su sobrina Laura, Martín, “la Pony”, Luna y “el Mono”, con quienes comparte el día a día ganando el pan en una parrilla al paso.
“Yo fui al cine de la Av. de Mayo, me acuerdo de todo, de la sodería Raspo, de los corralones de Palpacelli, de don Martinelli, lo de Mosca, los Valori del fondo, los Sanchez, estudié de grande en la Escuela 11, mi maestra fue la señorita Hilda Velárdez. El derquino es derquino hasta el final”.
Mucho respeto mientras hacíamos la entrevista. Hubo risas y chistes, pero siempre dentro de los códigos que enseña el barrio. Sobre todo, el respeto y el afecto familiar.
-¿Por qué le dicen el Benjamin Button derquino? -preguntamos a una de sus sobrinas.
-Porque no envejece, al contrario, pasan los días y se vuelve cada vez más niño. Ni una cana tiene -sonríen, incluso Gustavo-. Toda la gente lo confunde con un niño -dice la Pony.
-Y no saben cómo baila rock, es un crack -suma el Colo.
-Aprendí en El Quincho, con mi compañera. Empecé a ir cuando tenía el techo de paja, cuando entrabas con la camisa blanca y salía negra de la tierra que levantábamos al bailar. Una vez nos anotamos en un concurso de rock y salimos primero –recuerda Arce.
Derqui sueña historias en el corazón de su gente. Derqui sigue escribiendo el libro infinito que, hoja tras hoja, mes a mes, se cuenta en El Apogeo Diario desde hace 17 años.
Gracias, gente, por la nota, la buena onda y el cariño de siempre.