Martín Daniel Bernal, hijo de María Mabel Álvarez y Juan Carlos Bernal. Nació el 6 de junio de 1984, hoy cumpliría 37 años.
Solo el orgullo que sienten sus padres por la persona que fue atenúa, de alguna manera, la angustia que por momentos se hace muy difícil de sobrellevar.

“Nuestro hijo fue un hombre de honor. Dedicó su juventud a cuidarnos desde la pasión que tenía de pertenecer a las fuerzas policiales. Gracias hijo, por tanto”, arranca diciendo Juan Carlos, un querido vecino que, entre otras cosas, participaba del programa de radio Territorio Invisible que se emite los sábados por FM Jol 106.1, dicho sea de paso, ojalá retome porque se lo extraña.
Martín fue criado en Barrio Toro donde tienen su casa los padres, cursó los estudios primarios y secundarios en Palomar. Y también estudió en la Universidad Unpaz y la Universidad de Luján.

“Nuestro hijo era silencioso y de pocas palabras, pero con un corazón enorme. Hoy, en su cumpleaños lo recordamos como el gran compañero que fue, excelente vecino desde siempre. Tu madre y yo siempre vamos a estar agradecidos. Hijo amado. Tu alma ya descansa en paz con Dios”.
Consuelo y paz a sus familias
por Victor Koprivsek, Director Periódico El Apogeo
En estos días todos fuimos golpeados por la noticia del fallecimiento de una vecina, un vecino, la mamá de un amigo, el hijo de otro, en el marco de esta pandemia que azota al mundo y que de alguna manera nos condiciona a estar juntos para despedir o contener a quienes sufren alguna pérdida cercana.
Sin embargo, una buena parte de la sociedad y, especialmente, el barrio, está comprendiendo rápido sobre la importancia de acompañar y encontrar otros caminos para estar presentes y expresar nuestro apoyo y solidaridad a las familias golpeadas.
La cercanía de la palabra, la mirada con empatía, el tender una mano o brindar un mensaje de apoyo, el respeto y el ponerse en el lugar del otro, sobre todo a la hora de hablar u opinar, es importantísimo.
Por eso, desde El Apogeo de Derqui, y de familia a familia, anhelamos de corazón y oramos a Dios para que abrace a quienes están padeciendo angustia por esos golpes arteros que a veces llegan, para que sus almas puedan sentir el consuelo y la paz que solo el amor ofrece.