Lucas Basterrica vive en Canadá desde hace cuatro años. Volvió al barrio acompañado de Tamy Penny.

Hamilton es una ciudad ubicada a 50 km de Toronto, capital de Canadá. Su fuerte es la industria del acero. Tamara Penny (42), pareja de Lucas, nació en Caledonia, un pueblo de Hamilton.
“Soy enfermera pediátrica en el hospital de Hamilton”, cuenta Tamy, en inglés. Lucas traduce y ambos sonríen.
Hace un año y medio que están juntos y es la primera vez que ella viene a Derqui.
–¿Qué te parece nuestra ciudad?
–Es una bonita comunidad, hay muchos árboles, crucé la ruta e hice gimnasia en el parque –dice ella en español.
El parque al que hace referencia es la Placita Latinoamérica ubicada frente a la casa donde se crio Lucas, Eva Perón entre Fulco y Avenida de Mayo.
Él se fue a Canadá en 2021 y su primer trabajo fue en un depósito de Amazon.
“Después pasé a una farmacia y de ahí a un Banco, donde trabajo actualmente en pleno centro financiero de la ciudad. Atiendo gente y a mi regreso ya paso a ser asesor financiero”, describe Lucas.
–¿Cuáles son los puntos fuertes de inversión en Canadá?
–Es bastante distinto, acá tenemos alrededor del 40 % anual de interés en plazo fijo, allá es de un 3,5 %. No varía la fluctuación del dólar.
–¿Cómo venís llevando la distancia?
–Creo que es bueno para el crecimiento personal, porque descubrís quién sos cuando estás desarraigado totalmente de tu zona de confort. Y por otro lado, te hace ver cosas muy buenas que tiene tu país cuando vos podés compararlo con otro, llámese Canadá, España, Italia o el que sea.
–Contanos
–Básicamente lo mismo que dijo Tamara. Donde vivimos hay mucha gente sola caminando por la calle y haciendo sus actividades. Acá es comunidad todo el tiempo, desde compartir el mate hasta hablar con los vecinos. Esto se debe en parte a su idiosincrasia y también que allá tenés seis meses de invierno. Esa soledad trae depresión, aislamiento, al canadiense le cuesta mucho abrirse. Hay intentos sobre todo en verano, pero la diferencia más grande es esa. El sentido de comunidad que tenemos nosotros.
–¿Y cómo lo vas resolviendo vos en tu vida?
–Esto afecta, principalmente, a la salud mental y la salud física. Mi trabajo en el Banco me permite hablar con las personas, hacer amigos, aparte tengo un sentido del humor descontracturado y, de hecho, pude hacer de Hamilton mi propio Derqui. Cuando salgo a la calle, tengo gente que me saluda por mi nombre y eso es una satisfacción muy grande para mí.
Lucas tiene 38 años y lo intenta. Es un derquino en Canadá, un aventurero que sigue apostando a sus sueños y no está solo.