Manzana, divina tentación…

“Una manzana por día y el doctor permanecerá alejado de tu vida” dice un refrán inglés. Como siempre la sabiduría popular no se equivoca: la manzana contiene muchísimos beneficios para la salud.

Es, probablemente, el árbol que más se ha nombrado en la historia de la humanidad: con ella se ilustra el pasaje bíblico en el que Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso por probar el fruto del árbol del conocimiento; ya en la edad contemporánea, una manzana que cayó de un árbol inspiró al físico inglés Isaac Newton para crear su “teoría de la gravitación” y la ley universal de la gravedad.
Sin mencionar a los cítricos, la manzana es la especie frutal que puede mantenerse durante más tiempo conservando su valor nutritivo. Por ejemplo, a comienzos del siglo XVII, las manzanas de invierno eran uno de los pocos alimentos que podían ser recogidos a finales de otoño y guardadas en cámaras por encima del punto de congelación. De este modo, podían comercializarse durante más tiempo sin perder sus propiedades.
Es una de las frutas más cultivadas del mundo: dos quintas partes del cultivo mundial pertenecen a China. Otros grandes productores son Estados Unidos, Turquía, Francia, Italia e Irán. En Latinoamérica, los más importantes son Chile (Valle Central) y Argentina (Alto Valle de Río Negro), zonas donde el clima y las características del suelo favorecen el cultivo. En los últimos años, Ecuador se ha sumado a esta lista gracias a que una variedad de manzanas se ha aclimatado a las altas latitudes y a las temperaturas cálidas.
Es rica en azúcares – fructosa, glucosa y sacarosa – y vitaminas. Posee propiedades medicinales por ser laxante y es beneficiosa para desarreglos digestivos como inflamación estomacal, acidez, diarrea, estreñimiento y gastroenteritis.
Por sus propiedades astringentes, la manzana se ha usado desde la antigüedad para elaborar mascarillas faciales con el fin de eliminar impurezas y reafirmar la piel.
Favorece la eliminación de líquidos y toxinas corporales; por ello, se recomienda en casos de obesidad, reuma y enfermedades relacionadas con los riñones.
Su alto contenido de fósforo y su riqueza en fibra soluble resultan fundamentales en el control del colesterol. Asimismo, el valor vasodilatador de la histidina (un aminoácido natural) la convierte en un buen aliado para rebajar la presión sanguínea en casos de hipertensión.
Una investigación de la Universidad de Massachusetts Lowell (UML) indica que el consumo del jugo de manzana puede aumentar la producción en el cerebro del acetilenocolino esencial de los neurotransmisores y mejorar la memoria. Los neurotransmisores tales como el acetilenocolino son productos químicos segregados por las células nerviosas que transmiten mensajes a otras células nerviosas. Tal comunicación es vital para la buena salud de todo el cuerpo porque ayuda a prevenir la enfermedad de Alzheimer y retrasar el envejecimiento de las células del cerebro.
Puede comerse fresca con o sin piel, y a partir de ella puede prepararse vinagre, sidra, compota, jugo, licuados, ensaladas o tartas. Rica, fresca, dulce o más ácida si es verde; más que la imagen del pecado a la que se la ha asociado con frecuencia, es noble y saludable y una de las frutas más comunes, ¿en qué casa no hay al menos una manzana?, ¿quién no recuerda con ternura la manzana rallada con miel que se les suele dar a los bebés? Una manzana por día nos garantiza una vida más sana. ¿Acaso no vale la pena el esfuerzo?

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lunes, 12 mayo, 2025

  Edición N°: 1814