Recordando a Tito Villanueva, un emblema del Barrio William Morris

Socio fundador de la Sociedad de Fomento, la escuela primaria y el jardín de infantes de ese barrio de Del Viso.

Foto de ayer donde, además de don Tito, pudimos reconocer a Héctor Wesner y tal vez, solo tal vez, Franco Coronel.

Antiguos días sobrevuelan las calles fangosas de los barrios y por la rendija de los recuerdos se deslizan los tiempos de antes para dibujar en los baldíos, que ya no existen, los primeros potreros donde corrió la infancia de quienes hoy son padres de familia o al menos lo intentan.

Nombres llenos de mística aparecen entre las páginas de El Apogeo de Del Viso. Nombres que luego son rostros; rostros que se vuelven risas; risas que cruzan calendarios para sentarse nuevamente a nuestro lado y mirar con asombro lo mucho que ha crecido el barrio en los últimos años.

Don Tito Villanueva vuelve a ser noticia.

Hace más de 12 años lo nombró su yerno Raúl Schaab con orgullo ante la mirada con lágrimas de su hija Adriana.

Villanueva se casó con Esmeralda Ema Pogliese, estamos hablando de la década del cincuenta cuando Del Viso era todo campo y la Panamericana no existía.

Se vinieron a vivir acá y forjaron el destino de tres hijos: Adriana, Luís y Ricardo.

“Todos nos quedamos en el barrio, nunca nos fuimos”, dijeron entonces.

Los Mayoral, Ceferino Avercon, Francisco Schaab, Juan Alarcón son algunos de los nombres que el recuerdo trae para sumarlos a la partida de vecinos que hoy nombramos.

Después de fundar la Sociedad de Fomento del Este, los mismos vecinos levantaron la escuela primaria N° 28; y más tarde, el jardín de infantes N° 907.

“Él no quería figurar, se armó una comisión de varios vecinos que todos los domingos durante un par de años estaban firmes levantando pared, haciendo pozos, poner techos”, aseguraron en William Morris, ese barrio que antes de llamarse así era conocido como “Las Torcazitas”.

 “Siempre para los fines de año mi papá se disfrazaba de Papá Noel, me acuerdo que los comercios le daban caramelos y chupetines y él los repartía en el barrio”, describió su hija.

Historias que vale la pena conocer y contar en el diario del pueblo.

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