La cebolla que tanto utilizamos como condimento en nuestra cocina y a la que en más de una oportunidad usamos como excusa cuando nos ven llorar, no sólo es fantástica para dar sabor y acompañar, sino que tiene una gran cantidad de propiedades medicinales.
Es uno de los vegetales más sanos y alimenticios, y sus poderes medicinales son muchísimos. Por su contenido de vitaminas A, B, C y E se convierte en un gran revitalizador de nuestro organismo y gracias a la vitamina C, en un potenciador natural de las defensas del organismo.
Debido a que es diurética, es un medio importante como depurativo del organismo; además, estimula el apetito regularizando las funciones del estómago.
Es muy buena para las afecciones respiratorias como bien sabemos, ¿quién de nosotros no ha dormido con una cebolla cortada a la mitad en la mesita de luz para poder respirar mejor durante ataques de asma o cuando se tiene catarro? Si además mezclamos el jugo de una cebolla con el zumo de un limón y 2 cucharadas de miel y lo tomamos caliente, nos ayudará a recuperarnos de catarros, gripes, resfriados.
Es desinfectante que nos ayuda a protegernos contra las enfermedades infecciosas. Contiene sales minerales, azufre, fósforo, hierro, calcio, sodio y magnesio.
El 89% de la cebolla es agua; 1,6%, fibra; y 1,2%, proteínas.
Aporta 38 calorías por cada 100 gramos.
Igual que el ajo, ayuda a reducir el nivel de colesterol, triglicéridos y ácido úrico en la sangre, además del peligro de trombosis.
Así que la próxima vez que le echemos la culpa a la cebolla por las lágrimas que nos empañan los ojos mientras cocinamos, pensemos también en todos sus beneficios.