El apogeo de la historia
por Pablo Etcheberry
Este sistema es simplemente la forma de entender y organizar políticamente a las sociedades y al comportamiento del Estado que impera en la actualidad. El “gobierno del pueblo” es un concepto flexible, y en la práctica ha variado (y diferido de su ética originaria) de diversas formas. Surgió en la antigua Grecia con el fin de que los asuntos públicos (los que interesan a la sociedad como unidad), sean deliberados por los ciudadanos. El problema es que sólo eran considerados para dicha tarea los varones libres, excluyendo así al 75% de la sociedad (esclavos, mujeres y extranjeros).
Este concepto resurge con el fin de las monarquías absolutas, tras las revoluciones en Inglaterra y Francia, como resultado de un renacer filosófico e ideológico que conocemos como Iluminismo. Los pensadores de esta corriente pretendieron un nuevo comienzo basado en la libertad del hombre, lo que derivó en el liberalismo político y económico y la modernidad, o sea, los sistemas que garanticen la libertad, la igualdad y el cumplimiento de los Derechos Humanos, a la par de la economía capitalista (que paradójicamente se contradice con dichos principios). De ello se desprende el sistema republicano, el parlamentarismo y distintas organizaciones que tomaron a la democracia como eje.
Pero como siempre, no todo es tan hermoso. La democracia derivada de estos sistemas, la que vivimos actualmente, es una visión liberal, que considera al pueblo incapaz de autogobernarse, porque su resultado iría en contra de los intereses de los sectores de poder. Aun así, se vieron forzados a permitirlo, pero modificando su base, para preservar dichos intereses: el Estado sólo pretenderá asegurar la supervivencia del sistema; el “gobierno del pueblo” se recorta a un régimen electoral indirecto y donde el poder de decisión de la sociedad es limitado a las fronteras nacionales, a lo público (en un sistema donde reina lo privado) y completamente alejado de las decisiones macroeconómicas. El sistema democrático es utópico y flexible, sus ejes son la participación, la igualdad, la libertad y los Derechos Humanos. En base a esta organización hoy se deforma el concepto de libertad y se limita extremamente el accionar político del individuo. La democracia no es sólo un voto, implica por sobre todo, la diversidad como igualdad, para que entre todos construyamos un mundo cada día más justo.