La explotación de los niños “ricos”

Cuando nos referimos a que los menores de edad no deben trabajar ni ser explotados por las personas mayores, de inmediato se nos viene a la mente el trabajo infantil en el campo, en una fábrica o en cualquier otra circunstancia.
La ley argentina establece, terminantemente, que queda prohibido el trabajo de las personas menores de 16 años, en todas sus formas, y aquellos menores de entre 16 y 18 años que quieran trabajar, necesitan la autorización de sus padres.
Pero aquí nos vamos a referir a los menores “ricos”, es decir a aquellos que se presentan, por ejemplo, para ser modelos, artistas o jugadores de futbol.
¿Quiénes son los que los explotan? No hay ninguna duda: sus propios padres.
No existe un debido control de esta explotación porque, aparentemente, no tiene la mala prensa del trabajo infantil.
Esos niños dedican horas y horas al entrenamiento, al aprendizaje. Como consecuencia inmediata abandonan sus estudios. Sólo una escasísima cantidad logra el éxito y los padres, consiente o inconscientemente, viven de ellos.
Tomemos un ejemplo de trascendencia mundial para explicar este problema.
El actor americano Macaulay Culkin, quien protagonizó el famosísimo film “Mi pobre angelito”, comenzó a actuar a los cuatro años haciendo publicidad y a los diez años era conocido en todo el mundo gracias a esa película. Su padre, quien amasó una impresionante fortuna, tuvo serias peleas con Macaulay con motivo del destino del dinero que había obtenido por su trabajo. Hoy ese muchacho tiene un grave problema de adicción a los calmantes y su nombre casi ha desaparecido.
¿Quién protegió al niño? Nadie. Era obligación de su padre hacerlo. De su padre y de la ley.
Otro ejemplo de la falta de control y abuso es la Copa del Mundo de fútbol que se jugará, en el 2022, en el emirato de Qatar.
Esta diminuta nación del Golfo Pérsico quiere tener un seleccionado de fútbol muy competitivo para ese entonces. Como no tiene jóvenes jugadores nacionales de categoría contrató a un buscador de talentos (se dice descubrió nada más ni nada menos que a Messi) para que fuera a África en busca de niños talentosos.
En un año, el Emirato probó a 430.000 chicos de 595 locaciones de siete países africanos. Luego extendió sus tentáculos a dos continentes más y ha probado, hasta hoy, a 3.5 millones de jóvenes.
Qatar dice que su propósito es, a través de becas, ayudar a regiones del mundo que se encuentran en mala situación; sin embargo, un diario británico muy importante habla de “tráfico de humanos” disfrazado de humanitarismo.
¿Quién protege a los niños? ¿Qué harán con los que no queden seleccionados?
Sabemos de la existencia de clubes de fútbol de Europa, de primer nivel, que tienen sedes en nuestro país para descubrir talentos y, previo acuerdo con los padres, probarlos en las ligas deportivas europeas.
Hoy existen tratados internacionales y leyes nacionales de protección de la niñez.
Hoy un menor de edad tiene derecho a ser escuchado por un juez en cualquier causa relacionada con su futuro.
Incluso, existe una especialidad que se llama “abogado del niño” en los profesionales del derecho.
Se supone que son los padres, en primer lugar, los que se deben ocupar de su bienestar, cuidado y educación. Pero, lamentablemente, existe un vacío legal que reglamente los derechos de esos niños.

por Dr. Andrés Rosso

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